miércoles, julio 25

Compasión olímpica - Poesía

Mírrina

¿A quién buscas en la llanura, Cinesias, amado mío?
¿No has oído al oráculo anunciar la tempestad?
Entra, compañero fiel, que te colmaré de besos de ámbar y aguamiel
y hartaré tus lascivias inefables

Cinesias

¡Ah. Puta mal parida! Que los dioses te demuelan tu mueca sórdida
¿Qué arrastras desde tu madriguera?
¡Hieden tus fauces deformes!
Otra vez me inundan tus agüeros pestilentes
¡Déjame en paz!

Mírrina

Cinesias, de amplios hombros y pensar sutil,
No te enfades con tu Mírrina desmejorada
Cuando venga el galeno le pediré que me unja con sus óleos de lozanía
para que ya no quieras ver a Morfeo antes que a Eros

Cinesias

¡Nunca, de ningún modo, en ningún tiempo!
Ya has saqueado mis arcas, Perra deforme,
No cederé a tu sugestión, Perséfone encubierta de Afrodita
¡Te amordazaré para que ya no puedan alcanzarme tus cánticos sombríos!

Mírrina

Duerme, consorte mío, que ya los brazos de Selene se te ofrecen
No escucharé las voces que profiere tu cansancio
Porque no son tuyas ni me tocan
Esperaré tus caricias
y cual Érato, la del dulce tañer, arrullaré tu sueño hasta el amanecer

Cinesias

¡Dioses del Olimpo!
Detened a esta harpía artera, os lo suplico
Alcanzadme la hoz de Heracles
que deseo desbastar sus tentáculos de Hidra nauseabunda

Mírrina

Oh, iniquidad, ya mis fuerzas desaparecen
Átropos inflexible, te lo ruego, libra ya mi cabellera de este yugo
Devuélveme el tacto amoroso de éste que era mío
¿Cómo podré desandar los años
para que ya no aborrezca Cinesias las estrías de mi piel madura?

(Coro)

Atendedla, Moiras inmortales,
que aunque ni Zeus pueda torcer vuestros designios
sí podrán conmoveros sus lágrimas arrolladoras
¡Justicia, justicia, suplicamos justicia!
Ya toca a la puerta vuestro enviado
¡Abridle, Mírrina desdichada! ¡Abridle!

Cinesias

¿Quién llega a estas horas importunando mi siesta con golpes atronadores?
Ya he pagado mi deuda a Esculapio
¡Por Hermes, protector de ladrones!
¿Qué has hecho, matrona insoportable, para que vengan así a derrumbar nuestro pórtico?

Mírrina

Atiendo, atiendo, esposo amado
Vuelve a tu tálamo, querido mío,
Ha de ser el tendero con los encargos que he hecho esta mañana en la feria
¡Por Hera protectora, no te enfades!

(Coro)

Abre, Mírrina doliente
Ya llega el soplo venturoso a tu habitación obscurecida
Abre ya, para que nada lo detenga

Cinesias

¿Por qué te cubres el rostro, Mírrina infecunda?
Déjame ver de qué te escondes, que ya no soporto tu nulidad
Otra vez seré yo quien tenga que apropiarse de tus deberes, matrona inservible

(Coro)

La sangre emerge de sus sienes destrozadas
Ha muerto Cinesias el hortelano ejecutado
Que cante el firmamento la libertad de Mírrina resarcida
¿Quién ha contemplado la mano justiciera?


Valentina, 25 de julio de 2007