Érase una niña en escotomas
una sola con los guijarros y el castaño en flor
arengándole cenizas al silencio
de puro licenciosa en extensión
Érala llevando su sandalia en andas
Una sola no más
que la otra no la tiene
por pintar de frentes las clavelinas y el sol
Érala siendo y sintiendo sin abastos en la alforja
como si casi casi no existiera una razón
tic tac, puf, ran, susurra su lengua toronjil
en sonajera de huertos y vereda al oriente del sur
Érala asomándome el pasado
en sostén de carne y recuerdo sin dicción
ondulándose hasta mí de sopetón, imprevista
más y más, ran y paf, hela en mí.
Valentina, 5 de noviembre de 2010.