lunes, marzo 5

El viaje - Relato breve

Llueve a cántaros y el frío se le cuela en el cansancio. Se dejó seducir por la invitación de Ana de ir a la Espera del Alba en la Tirana. Se regalaría sólo tres días para escapar de este invierno de turbación y hielo.

-“Me duele el alma, Virgencita, déjame gozar del contento de tu pueblo en carnaval”.

Dejó todo arreglado. A los niños con Inés y a Emilia con sus clases. Sebastián se las arreglaría sin ella.

Llegaron a Iquique a las tres, acogidas por un sol transparente y limpio. Las esperaba el hermano de Ana, que ni lo parecía. Ella tan elegante y oxigenada. Él moreno, de pelo largo, canoso y revuelto, como mimetizado con la sensualidad del desierto.

-“¡Por fin llegan! La viejita arregló para ti la mejor pieza de la residencial. Tendrás una tina para ti solita. Si quieres visitas, me avisas no más, que acá en el norte la hacemos cariño a las amigas de los nuestros”.

Se avergonzó. No esperaba ese abrazo y menos la caricia irreverente en su pelo.

- “Antonio Ávila pa’ servirla, Marianita”.

Dos horas de viaje por el Tamarugal pasaron volando. Antonio era encantador. Entre risas supo que era separado dos veces, aficionado a la literatura y el cine, que tenía una amante en Pozo al Monte, administraba la residencial de la familia y pertenecía al Partido Comunista “desde siempre”.

Fue una noche de tamboreo y huifa en la casa grande. Ana partió con su madre a ayudar en lo del vestuario de los chinos y él insistió en quedarse “pa’ que no se sienta sola”.

Ni siquiera le pidió consentimiento. La desvistió rozando a penas su piel y la apartaba de sí cada vez que presentía su embriaguez. Mientras él simplemente jugaba, ella traspasaba los umbrales inexplorados de su cuerpo amortajado hace tanto.

A su regreso, Sebastián parecía estar donde mismo lo dejó. Mariana lo besó, lo escuchó y lo invitó a la cama -como de costumbre- y se dejó penetrar con la esperanza de que su esperma habitual cerrara esta herida perenne, fecundada por aquel otro semen inaudito.



Valentina, 5 de marzo de 2007

1 comentario:

Unknown dijo...

maravilloso,en que senderos te pierdes te escondes, tras cuadernos enmohecidos, agudos timbres que hacen vibrar la paz inquembrantables de la prosa, tantas horas, tantas palabras y sòlo hasta hoy te descubro.
abandona de una vez y para siempre la tediosa carga de la rutina sigue levitando sigue elevàndote valentina valentìa