domingo, enero 29

De goces y delirios

Deleite.

Sabes tu nombre y el nuestro.
Lo trazas en el apego contenido y silente de cada cual,
sin dar tregua al recogimiento ineludible
del afanarse efímero de sus lejanos tránsitos .

Goce.

Admites el trecho pendiente
con clarividencia inusitada
y no te les escondes.
Persistes majadero obsequiándoles el delirio contemporáneo,
sin treguas a sus resignados desalientos.

Goce.

Aunque aún no se conquisten en la plenitud de lo posible,
te les sigues regalando,
intacto,
como en la andada trocha del emerger primero
de sus cuerpos virginales
soberbios, irreverentes, ya idos.
Deleite.
Acaso puedan -tal vez-
extenderse anchos estos amantes
en el cobijo de tu camino acrisolado
hasta apresarse, por fin,
en el acabamiento recíproco de vencidos contendientes,
exhaustos
por la consumación perfecta
de su otoñal y delirante amor.

Valentina, mayo de 2005

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