En el ruedo del camino
coinciden sus gravedades
de ideología y dogma.
No se palpan,
no pueden hacerlo.
Se han vuelto acerosos
de tanto párpado tullido.
Y, sin embargo, tercos,
como pulsiones imanadas,
buscan mimarse convergentes.
Silenciarán sus antinomias
y no querrán perderse.
Déjalos, Tierra Rotunda,
Aya de todos los nutrientes.
Discúlpales evadir sus fundamentos
sólo este instante.
Apenas en este ahora errante.
En esta breve vocación de levedad.
Querrán ellos coincidir
hermanados en lo Humano.
Vinculadas sus manos
en la omisión de sus talantes.
Valentina, 27 de octubre de 2005
lunes, enero 30
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