¿Sabes? Estoy en lo indebido.
Se acumulan en mi mesa las líneas de aquella metafísica inescrutable y esta multitud anónima de versos y argumentos de tanto quijote extinto que todavía no me resuelvo a leer definitivamente. Se difieren sin moderador las urgencias del trabajo juicioso. Estoy en lo que no ha trazado el proyecto cotidiano y conveniente... Dispersa, errante, como fuera de lo premeditado y compuesto. ¿A qué huelen los destellos de un amanecer allende mi pueblo? ¿Cómo podrán los ángeles interpretar el beso de los amantes húmedos de carne? ¿Es movimiento el tránsito errático del peregrino que no ha fraguado su norte?
Valentina, agosto de 2005
domingo, enero 29
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